Un cubano de nombre Arístides residente en Ecuador, acabó con su vida y la de su expareja tras prenderse fuego en un barrio de Quito.
El hombre llegó con 11 botellas de gasolina colgando de un alambre al puesto de pescado frito que tenía la fallecida, primero se prendió fuego y luego le echó gasolina a su exconviviente. Los hechos dejaron varios heridos, entre ellos un niño de tres años y su abuela quienes que estaban consumiendo en el puesto.
Marina Espinosa, habitante de la localidad escuchó gritos y vio a la mujer en llamas “Me gritaba: vecina ayúdenme que me quiere matar”, relató el medio local El Télegrafo. Después de que ardieron en la calle fueron trasladados de emergencia a un centro médico, pero murieron debido a las quemaduras.
La fallecida, de 51 años, dejó huérfanos a siete hijos (cinco hombres y dos mujeres). Según información del medio local, el Cubano actuó por venganza contra la mujer por haber terminado una relación de seis años. Ambos trabajaron durante seis meses en una plantación de rosas.
Los moradores reconocieron que no saben quién se encargará de retirar el cuerpo del Arístides. Aseguraron que no tenía familia en Ecuador.